Considerando la atención como un recurso que nos permite un registro más fino y sensitivo de nuestro cuerpo y desde donde podamos desplegar un viaje por la diferentes estructuras y sistemas de nuestro organismo, despertando mayor presencia y consciencia de nuestra fisicalidad… lo que sentimos se hace presente.

Entre el diálogo de la atención y sensaciones, atención y percepción, el adentro y afuera se tocan sin interrupción. Extendiéndonos hacia el movimiento, el encuentro con el espacio y los cuerpos como espacios de danza.

Permitirnos habitar y ser danzados por el encuentro. La danza y el contacto como un río de información que entra y sale de nuestros cuerpos y en relación a la Tierra.